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Olga Miranda
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14Enero

Consejos para un Año Escolar Saludable

Consejos para un Año Escolar Saludable

Estamos a las vísperas de un nuevo año escolar, de una buena salud dependerá el mejor rendimiento escolar, a continuación una serie de consejos prácticos para lograrlo:

EL DESAYUNO


Estudios recientes revelan que el 8% de los niños no desayunan y que esa proporción se incrementa conforme aumenta su edad. Una afirmación que no debe pasar desapercibida, ya que el desayuno debe aportar el 25% de las calorías diarias; estas oscilan entre las 1.300 de un niño menor de tres años hasta las más de 2.000 de un adolescente. Pero, sobre todo, es importante en los niños cuando se encuentran en la etapa de crecimiento. Pues, aunque durante la noche descansemos, el cuerpo permanece en funcionamiento mediante la respiración o la circulación de la sangre, lo que explica que a la mañana siguiente haya que reponer fuerzas y llenar los depósitos de energía.

Especialmente en la etapa escolar es importante que los niños tomen un desayuno completo, sin prisas, y que cubra todas sus necesidades nutricionales, puesto que un buen desayuno ayuda a tener una mayor concentración en la escuela, mantener el control del peso y bajar los niveles de colesterol. De lo contrario perderán la concentración en el colegio, les resultará más difícil seguir el ritmo de sus compañeros y podrían, incluso, llegar a dormirse en clase.

El desayuno ideal debe incluir una bebida para satisfacer las necesidades de líquido del organismo (Ej. leche o jugo de fruta), cereales para cubrir la demanda de energía y un producto lácteo para aportar calcio (Ej. yogur). También pueden añadirse frutas para el aporte vitamínico, así como alimentos ricos en proteínas para el crecimiento y la reparación de los tejidos.

LA LONCHERA ESCOLAR

También mucha atención debe darse al seleccionar los alimentos que los niños llevan de casa para comer en la escuela; muchos productos que compramos creyendo que son fáciles de empacar, realmente no son las mejores fuentes alimenticias para los niños.

Evite los alimentos procesados con alto contenido de sal, grasas y azúcar, como donas y galletas, papas fritas, doritos, churros y otras golosinas que los niños prefieren porque los ven anunciados en la television; estos tienen un alto contenido de azúcar y grasa y no son lo mejor para su niño, y aunque pueden dar un aumento súbito de energía, no proveen muchos nutrientes que les ayuden en la escuela.

Tampoco dependa de los fiambres como jamón, mortadela y otros embutidos para preparar sándwiches para la lonchera escolar; pues, estos son muy altos en sodio (necesario para su preservación); además, muchos de estos son hechos a base de grasa molida y puesta en forma compacta.

De ser posible, sustituya los fiambres en los sándwiches con pollo, atún
o carnes cocinadas en casa; añada frutas (naranjas, manzanas, guineo, etc) y verduras (tomate, lechuga, pimiento, etc.), yogur y quesos; con lo cual no sólo ahorrará dinero sino que tendrá la oportunidad de hacer el refrigerio escolar más nutritivo y rico en vitaminas y minerales.

La misma atención debe darse a las bebidas que los niños consumen en la escuela. Las gaseosas y otras bebidas embotelladas con alto contenido de azúcar son una causa principal de sobrepeso infantil y también se ha ligado a comportamiento hiperactivo que obstaculiza el aprendizaje en la escuela.

Si quiere poner una bebida dulce en la lonchera de sus hijos, escoja jugos naturales, leche baja en grasa o agua simple, sin endulzantes ni colorantes, son alternativas saludables.



UN CHEQUEO MEDICO COMPLETO

Es necesario un chequeo médico completo, antes de iniciar las clases; el cual debería incluir exámenes de la vista y oído, revisión del calendario de vacunación, y de los hábitos de alimentación y ejercicio.

Los estudios que no deberían faltar son: medición del peso, la talla y la curvatura de la espalda (para prevenir algunos tipos de lordosis). Así como observar la marcha del niño para detectar si tiene pie plano, trastorno que puede corregirse con el uso de plantillas. También, es recomendable la realización de exámenes como hemograma, examen general de heces y orina.

A su vez, es conveniente una visita al odontólogo, quien además de la revisión dental, puede aplicar una dosis de flúor para prevenir la caries.

En la ficha para el colegio es importante consignar si el niño es alérgico, asmático o toma medicación por alguna enfermedad crónica. E incluir datos de contacto de los padres para casos de urgencias, tipo y factor sanguíneo, y un teléfono de la cobertura médica familiar.

LA MOCHILA ESCOLAR

Es importante tener en cuenta que el peso de la mochila (con el material escolar correspondiente) no debe superar el 10-15% del peso total del niño que ha de soportarla para evitar posibles riesgos de lesiones (especialmente dolores de espalda y cuello). El mismo niño puede comprobarlo si, cargado con la mochila, aguanta la posición vertical y además tiene que inclinarse para llevarla. Es conveniente recomendar que no carguen la mochila con material que el niño no vaya a necesitar.

El armazón de la mochila debe ser anatómico y estar debidamente acolchado en la parte o lado en que se apoya a la espalda del niño, Deberá tener correas anchas, acolchadas y extensibles para poder tensarlas en cada hombro (nunca dos correas en un solo hombro) e incluir una correa o cinturón para ser ajustado a la altura del abdomen o pecho, esto ayuda a distribuir el peso total entre los grupos musculares del cuerpo. Hay que rechazar las mochilas que sólo tienen una correa que atraviesa diagonalmente el pecho.

Por lo que respecta a su tamaño es importante que sea igual o inferior a la espalda del niño, para no superar su eje de gravedad (2ª vértebra lumbar). A la vez es importante tener en cuenta que sus distintos compartimentos permitan distribuir uniformemente el material escolar, colocando los más pesados al fondo, para equilibrar el peso total de la misma.

Otra opción a las mochilas escolares son los carritos con ruedas aunque no cuentan con el beneplácito de los expertos ya que consideran que el niño debe realizar un mayor esfuerzo al subir o bajar las escaleras o bordillos y sus muñecas no están preparadas para el esfuerzo que ello significa (lo que puede dar lugar a la aparición de ciertas lesiones al obligar a llevar el hombro hacia atrás).

ACOSTARSE TEMPRANO

Hoy, los niños duermen mucho menos de las 9 o 10 horas necesarias para un buen funcionamiento fisiológico. El poco tiempo de sueño, sobre todo en aquellos que van al colegio por la mañana o en jornada completa, no sólo repercute en un cansancio generalizado y falta de atención, sino que es un factor de riesgo para el desarrollo de la obesidad.

Esto ocurre porque hay una alteración en el nivel de dos hormonas: la Grelina y la Leptina. En las personas con hábitos nocturnos y que duermen en forma insuficiente aumenta la grelina y disminuye la leptina.
La grelina produce un aumento del hambre y favorece el depósito de grasa. Mientras que la leptina, se encarga de disminuir el hambre y aumentar el gasto metabólico. Esta correlación se presenta muy fuerte hasta los 35 años, y esto explicaría por qué esta creciendo la obesidad en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

En conclusión, la televisión por la noche, las sesiones de chat y los jueguitos con la computadora, y hasta el hábito de hacer las tareas y estudiar por la noche deberían erradicarse, u organizarse para realizar todo esto más temprano.

EL DESAYUNO

Estudios recientes revelan que el 8% de los niños no desayunan y que esa proporción se incrementa conforme aumenta su edad. Una afirmación que no debe pasar desapercibida, ya que el desayuno debe aportar el 25% de las calorías diarias; estas oscilan entre las 1.300 de un niño menor de tres años hasta las más de 2.000 de un adolescente. Pero, sobre todo, es importante en los niños cuando se encuentran en la etapa de crecimiento. Pues, aunque durante la noche descansemos, el cuerpo permanece en funcionamiento mediante la respiración o la circulación de la sangre, lo que explica que a la mañana siguiente haya que reponer fuerzas y llenar los depósitos de energía.

Especialmente en la etapa escolar es importante que los niños tomen un desayuno completo, sin prisas, y que cubra todas sus necesidades nutricionales, puesto que un buen desayuno ayuda a tener una mayor concentración en la escuela, mantener el control del peso y bajar los niveles de colesterol. De lo contrario perderán la concentración en el colegio, les resultará más difícil seguir el ritmo de sus compañeros y podrían, incluso, llegar a dormirse en clase.

El desayuno ideal debe incluir una bebida para satisfacer las necesidades de líquido del organismo (Ej. leche o jugo de fruta), cereales para cubrir la demanda de energía y un producto lácteo para aportar calcio (Ej. yogur). También pueden añadirse frutas para el aporte vitamínico, así como alimentos ricos en proteínas para el crecimiento y la reparación de los tejidos.

LA LONCHERA ESCOLAR

También mucha atención debe darse al seleccionar los alimentos que los niños llevan de casa para comer en la escuela; muchos productos que compramos creyendo que son fáciles de empacar, realmente no son las mejores fuentes alimenticias para los niños.

Evite los alimentos procesados con alto contenido de sal, grasas y azúcar, como donas y galletas, papas fritas, doritos, churros y otras golosinas que los niños prefieren porque los ven anunciados en la television; estos tienen un alto contenido de azúcar y grasa y no son lo mejor para su niño, y aunque pueden dar un aumento súbito de energía, no proveen muchos nutrientes que les ayuden en la escuela.

Tampoco dependa de los fiambres como jamón, mortadela y otros embutidos para preparar sándwiches para la lonchera escolar; pues, estos son muy altos en sodio (necesario para su preservación); además, muchos de estos son hechos a base de grasa molida y puesta en forma compacta.

De ser posible, sustituya los fiambres en los sándwiches con pollo, atún
o carnes cocinadas en casa; añada frutas (naranjas, manzanas, guineo, etc) y verduras (tomate, lechuga, pimiento, etc.), yogur y quesos; con lo cual no sólo ahorrará dinero sino que tendrá la oportunidad de hacer el refrigerio escolar más nutritivo y rico en vitaminas y minerales.

La misma atención debe darse a las bebidas que los niños consumen en la escuela. Las gaseosas y otras bebidas embotelladas con alto contenido de azúcar son una causa principal de sobrepeso infantil y también se ha ligado a comportamiento hiperactivo que obstaculiza el aprendizaje en la escuela.

Si quiere poner una bebida dulce en la lonchera de sus hijos, escoja jugos naturales, leche baja en grasa o agua simple, sin endulzantes ni colorantes, son alternativas saludables.



UN CHEQUEO MEDICO COMPLETO

Es necesario un chequeo médico completo, antes de iniciar las clases; el cual debería incluir exámenes de la vista y oído, revisión del calendario de vacunación, y de los hábitos de alimentación y ejercicio.

Los estudios que no deberían faltar son: medición del peso, la talla y la curvatura de la espalda (para prevenir algunos tipos de lordosis). Así como observar la marcha del niño para detectar si tiene pie plano, trastorno que puede corregirse con el uso de plantillas. También, es recomendable la realización de exámenes como hemograma, examen general de heces y orina.

A su vez, es conveniente una visita al odontólogo, quien además de la revisión dental, puede aplicar una dosis de flúor para prevenir la caries.

En la ficha para el colegio es importante consignar si el niño es alérgico, asmático o toma medicación por alguna enfermedad crónica. E incluir datos de contacto de los padres para casos de urgencias, tipo y factor sanguíneo, y un teléfono de la cobertura médica familiar.

LA MOCHILA ESCOLAR

Es importante tener en cuenta que el peso de la mochila (con el material escolar correspondiente) no debe superar el 10-15% del peso total del niño que ha de soportarla para evitar posibles riesgos de lesiones (especialmente dolores de espalda y cuello). El mismo niño puede comprobarlo si, cargado con la mochila, aguanta la posición vertical y además tiene que inclinarse para llevarla. Es conveniente recomendar que no carguen la mochila con material que el niño no vaya a necesitar.

El armazón de la mochila debe ser anatómico y estar debidamente acolchado en la parte o lado en que se apoya a la espalda del niño, Deberá tener correas anchas, acolchadas y extensibles para poder tensarlas en cada hombro (nunca dos correas en un solo hombro) e incluir una correa o cinturón para ser ajustado a la altura del abdomen o pecho, esto ayuda a distribuir el peso total entre los grupos musculares del cuerpo. Hay que rechazar las mochilas que sólo tienen una correa que atraviesa diagonalmente el pecho.

Por lo que respecta a su tamaño es importante que sea igual o inferior a la espalda del niño, para no superar su eje de gravedad (2ª vértebra lumbar). A la vez es importante tener en cuenta que sus distintos compartimentos permitan distribuir uniformemente el material escolar, colocando los más pesados al fondo, para equilibrar el peso total de la misma.

Otra opción a las mochilas escolares son los carritos con ruedas aunque no cuentan con el beneplácito de los expertos ya que consideran que el niño debe realizar un mayor esfuerzo al subir o bajar las escaleras o bordillos y sus muñecas no están preparadas para el esfuerzo que ello significa (lo que puede dar lugar a la aparición de ciertas lesiones al obligar a llevar el hombro hacia atrás).

ACOSTARSE TEMPRANO

Hoy, los niños duermen mucho menos de las 9 o 10 horas necesarias para un buen funcionamiento fisiológico. El poco tiempo de sueño, sobre todo en aquellos que van al colegio por la mañana o en jornada completa, no sólo repercute en un cansancio generalizado y falta de atención, sino que es un factor de riesgo para el desarrollo de la obesidad.

Esto ocurre porque hay una alteración en el nivel de dos hormonas: la Grelina y la Leptina. En las personas con hábitos nocturnos y que duermen en forma insuficiente aumenta la grelina y disminuye la leptina.
La grelina produce un aumento del hambre y favorece el depósito de grasa. Mientras que la leptina, se encarga de disminuir el hambre y aumentar el gasto metabólico. Esta correlación se presenta muy fuerte hasta los 35 años, y esto explicaría por qué esta creciendo la obesidad en niños, adolescentes y adultos jóvenes.

En conclusión, la televisión por la noche, las sesiones de chat y los jueguitos con la computadora, y hasta el hábito de hacer las tareas y estudiar por la noche deberían erradicarse, u organizarse para realizar todo esto más temprano.

Posted in Salud y Belleza