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Educar el humor de los niños.

Todos, absolutamente todos, nos enojamos alguna vez con nuestros hijos, nuestra pareja, amigos, familiares, y muchas veces con nosotros mismos, aunque conscientemente sabemos que el enojo no es una reacción constructiva, no nos lleva a ningún lugar, no soluciona nada y es totalmente contraproducente en cualquier situación. Lo ideal, ante una situación que puede provocar un enojo, es que primero respiremos, nos calmemos y controlemos, y cuando estemos más tranquilos, reaccionar con positividad. Pero, ¿cómo enseñar eso a los niños?
El mal genio o carácter fuerte de los niños se les nota desde cuando son muy pequeños. No nos referimos a las rabietas ni a los berrinches muy propios del segundo año de vida de los niños. El temperamento fuerte de los niños es como un volcán en erupción y no se concentra en una etapa. Es como si tuviera tatuado en su forma de ser. Los niños suelen enojarse y sacar mal genio por diversas razones. Desde el tener que levantarse temprano, hasta no poder ver la televisión cuando quiere. Aparte de eso, los niños suelen enojarse porque tienen que irse al colegio cuando quieren estar sin hacer nada en casa, cuando no quieren irse a dormir en la cama, y por lo general por las cosas que no pueden cambiar, alterar o moldear conforme su interés y voluntad.
¿Cómo reaccionan los niños con mal genio?
Algunos niños se enojan con mucha más facilidad que otros. A veces se enfadan tanto que pierden el control y su comportamiento acaba hiriendo a alguien o a si mismo. Los niños que tienen mal genio se comportan muchas veces:
*Chillando a sus padres, amigos, etc.
*Dando puñetazos contra la pared
*Rompiendo y tirando cosas al suelo
*Dando portazos
*Pegando a los demás. Los niños deben aprender a canalizar sus sentimientos malos y saber que con su mal comportamiento no conseguirá lo que quiere. No pueden dejar de expresarlos, pero sí tienen que aprender a controlarlos, para que no siga cometiendo los mismos errores una y otra vez. Ellos necesitan saber que su mal genio puede generar malas consecuencias.