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Catarro común
Es una afección de las vías respiratorias altas, caracterizado por tos, secreciones, mucosidad y obstrucción nasal, dificultando la respiración del niño; que tenemos comúnmente en el período invernal.
Los resfriados son muy frecuentes y constituyen un motivo de consulta muy habitual en la consulta pediátrica.
¿Quién los produce y cómo se transmiten?
Dentro del catarro, se incluyen una variedad de síntomas que provienen de la inflamación de la mucosa respiratoria que va desde la nariz a los bronquios, y según el que más predomine -porque suelen estar mezclados- diremos que tenemos una rinitis (mucosidad nasal), una faringitis (dolor de garganta), una laringitis (tos ronca) o una bronquitis (tos y ruidos respiratorios). Los resfriados pueden ir acompañados de fiebre, y ésta se observa con más frecuencia cuanto menor sea la edad de quien los sufre; también puede haber pérdida
del apetito y sobre todo en los más pequeños, alteración del sueño.
Los causantes de los catarros son casi exclusivamente los virus y se estima que están involucrados unos 300 tipos diferentes, predominando una familia de estos gérmenes conocida como los rinovirus. El promedio de catarros en niños de 1 y 5 años, es de seis u ocho anuales.
La infección se transmite de un individuo infectado a otro sano a través de secreciones de las vías respiratorias (mocos) que se expulsan al aire mediante la tos o los estornudos, o por medio de objetos contaminados con estas secreciones. La puerta de entrada puede ser la boca, la nariz o la fina piel que recubre los ojos (conjuntiva). Está demostrado que las manos son un vehículo muy importante para la transmisión de las infecciones respiratorias. En el caso de los niños pequeños, la diseminación se ve facilitada al compartir objetos y juguetes que chupan, y por la propensión al contacto directo con las manos y la cara (y a veces los dientes).
¿Cuál es su curso más habitual?
La infección es autolimitada, y generalmente empieza a ceder en una semana.
Durante el transcurso de la gripe pueden presentarse algunas complicaciones, tales como infección en los oídos, sinusitis o bronquitis, que se manifiestan en general por persistencia o incremento de la fiebre, dolor o irritabilidad, la mucosidad nasal se hace verdosa o amarillenta, y aumenta la tos, con muchas flemas o dificultad respiratoria.
Es importante entonces establecer la diferencia entre un catarro común, no complicado, y algunas de las infecciones o problemas que pueden presentarse durante la infección, ya que su manejo es totalmente diferente.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento del catarro común es muy simple: reposo durante la fase aguda, suficientes líquidos y algún analgésico tipo acetaminofén en forma ocasional para controlar la fiebre y el malestar general. Es recomendable administrar al niño unas gotas nasales de suero fisiológico (solución salina).
Los antibióticos no solo no son útiles en este cuadro, sino que incluso pueden ser peligrosos. Si el catarro no se cura en 7 días, deberá consultar a su pediatra.
¿Puede prevenirse ?
Debido a la cifra tan elevada de virus capaces de producir la aparición del catarro, es difícil pensar en la posibilidad de descubrir una vacuna para cada uno de estos agentes; por eso, el final de los catarros parece ser un objetivo imposible. Sin embargo, existe una vacuna contra el virus de la influenza, el cual es muy contagioso y puede en los niños complicarse son otitis o bronquitis; por tal motivo es importante aplicarla a partir de los seis meses de edad.