Todos, absolutamente todos, nos enojamos alguna vez con nuestros hijos, nuestra pareja, amigos, familiares, y muchas veces con nosotros mismos, aunque conscientemente sabemos que el enojo no es una reacción constructiva, no nos lleva a ningún lugar, no soluciona nada y es totalmente contraproducente en cualquier situación. Lo ideal, ante una situación que puede provocar un enojo, es que primero respiremos, nos calmemos y controlemos, y cuando estemos más tranquilos, reaccionar con positividad. Pero, ¿cómo enseñar eso a los niños?